MI CIELO EN TU PIEL

Solos en la habitación, aún sin pronunciar palabra... solo tu mirada recorriendo mi cuerpo con el deseo quemando tus ojos... y yo... ya poseía tu piel, pues mis ojos se convirtieron en manos, esas manos que saben perfectamente lo que deben hacer... esas manos que te llevan al cielo y al infierno en un segundo.

Sentirme deseada...el solo hecho de saber que te morías por tocarme...erizaba mi piel, y mi vientre comenzaba a reclamar su carcelero... pero no...aún no es el momento.

Él supo interpretar mi mirada, que lo desnudaba una y otra vez, y fue quitándose la camisa, justo frente a mi, sin tocarme, lentamente... sabía perfectamente que yo quería arrancársela sin pensarlo, así que tardó lo más que pudo. 

Yo cada vez más impaciente, con ríos de deseo escurriéndose de mis entrañas, mientras él parecía tranquilo...acaso no siente?? 
.. Si siente
... puedo verlo... puedo olerlo... puedo sentirlo... 

tengo que controlarme!!!

Muy despacio fui dejando al descubierto mi piel llena de deseo... mi sangre ardía de pasión... ya me costaba mantener el control...pero era necesario...era excitante.

Se acercó, y rodeándome hizo rozar sus dedos con mi piel, suave y rápido, como un soplido de brisa... pero sentí su cuerpo cerca...caliente... emanaba deseo por cada poro... ya no aguantaba más!!

Se colocó a mis espaldas, apoyando su pecho en mi, permitiéndome sentir su corazón acelerado, y también asegurándose de que me percatara de su sexo, anunciándome que él también se estaba controlando. Sus manos recorrían lentamente mi cuerpo, mientras me tragaba las ganas de gritarle que me hiciera suya de una vez por todas. Me despojó de toda la ropa restante, procurando no tocar esos puntos que me encienden... pero era aún peor... sentía mi vientre y mi interior ardiendo... por él.

Recorrió mi rostro, mis brazos, mis piernas, mi abdomen, sin dejar espacios inexplorados... solo ese lugar que más lo deseaba. Fui entrando en otro dimensión, sin tiempo, sin espacio, sin nada alrededor, solos él y yo al compás de las caricias... ambos buscábamos ese punto central, mágico, que tanto esperábamos fuera recompensado. Sentí sus manos descender sobre mi vientre, hasta llegar a mi sexo, para descubrir que lo deseaba, que mi cuerpo exigía poseer su cuerpo, y que estaba gritando en silencio que entrara en mi. Mis caricias se concentraron dentro de su pantalón, en esa parte de su cuerpo que deseaba internarse en mi ser... y sentir que con cada caricia aumentaba su deseo entre mis manos era un detonante para mi pasión...

Su mano se adentró en mis humedades, más rápido, más implacable, y esa otro dimensión
iba disminuyendo su tamaño, estaba llegando al límite, donde ya no cabe nada más que deseo, mientras mi cuerpo respondía con espasmos de placer.

Solo me miraba, mientras reaccionaba ante las sensaciones... su mirada... su mirada decía todo... me excitaba. Algo muy fuerte me llevaba lejos sin saber a donde, entre gemidos y sudor, mientras las luces del firmamento entero se hacían diminutas, pues mis ojos se nublaban y mil estrellas poblaban mi mente, aislando todo pensamiento. Llegué al límite, allí donde todo toma color, se ilumina el alma, y comienzo a ascender a otro cielo, de su mano, donde los destellos de luz te ciegan, pero se agudizan el resto de los sentidos. Ya no controlo mi cuerpo... solo volamos juntos.. sin rumbos... Existe una comunión entre la piel y el espíritu, lo que hace experimentar la sensación de estar repleta... llena de amor.. de pasión... la sensación de tener alas...

Y luego, lentamente, una caída majestuosa en la que solo hay calma, paz, y un inmenso amor... simplemente una entrega total... y es ahí donde me sentí en las nubes...